Hoy es día del maestro. Y estuve pensando mil veces y en mil y un películas para poder hacer este post; al final resolví que estas líneas que escribo ahora debían no fijarse en un personaje de ficción para homenajear a un grande, sino más bien en ese grande de carne y hueso que me hizo amar el cine profundamente, dedicarme a esa pasión de la pantalla grande con todas mis fuerzas y convertirse en un amigo inigualable y una referencia siempre presente para mi camino profesional.
Este post es para el gran Alejo, que ahora desde otra ciudad, sigue encendiendo esa chispa dentro de otros jovenes indecisos, que no encuentran esa pasión que Alejo me ayudó a descubrir (sé que la encontrarán si lo escuchan, si lo siguen, si lo conprenden). Desde Piura, sigue aleccionando a sus nuevos pupilos sobre el séptimo arte y sobre la importancia de sus historias que sirven no sólo como retrato de ciudades y de mundos desconocidos, sino también como ejemplos de sociedades y comunidades diversas y semejantes a la vez.
Recuerdo hoy las anécdotas que me contaba fascinado, con ese brillo en los ojos que aún no pierde y que siempre evoco al hablar de él. Escuchar por ejemplo sus fugaces visitas al cine - cuando pequeño - se escabuía al cine para ver los finales de las películas; o esa emoción al referirse a su héroe de ficción Aticcus Finch de la película Matar a un Ruiseñor; o cuando hablaba frente a la multitud de un auditorio sobre Jimmy Stuart y Caballero sin Espada (Mr. Smith goes to Washington)
Por eso hoy al ver el sol iluminando Lima (cosa rara) supe que debía agradecer a Alejandro, que siempre creyó en mí, que supo guiarme y respaldarme pero sobre todo cuando supo corregirme cuando estaba equiocado. Feliz día mi gran Maestro.
domingo, julio 06, 2008
A mi gran Maestro
Publicadas por Locopis a la/s 5:45 p. m.
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