El espacio donde los amantes se encuentran, ese lugar oculto, intransitable, lejano, ocasional. Así son los puentes de Madison, escenario perfecto para que dos extraños - que no debieran intercambiar palabras - inicien una relación corta, breve, de paso pero que a la vez se convertirá en larga, omnipresente y ausente a la vez.
Clint Eastwood y Meryl Streep forman esa pareja maravillosa, ese amor adulto retenido por la sociedad, ese amor que solo es posible en poemas de T.S. Elliot y en cartas desde lejos. Ese amor que solo puede concretarse tras la muerte.
Una película que muestra poco del romanticismo cursi de las películas hollywoodenses y nos sumerge en una relación madura llena de historias que contar y de admiraciones mutuas. Una relación entre mundos distintos y opuestos que no deben juntarse, que deben vivir lejos para seguir existiendo, culpables pero enamorados.
miércoles, febrero 13, 2008
Una película para San Valentín
Publicadas por Locopis a la/s 2:44 a. m.
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